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En una conversación esclarecedora, el periodista y responsable de la Universidad Popular de La Rioja, Gabriel Genri, reflexionó sobre un tema tan sensible como vigente: la estigmatización de los beneficiarios de planes sociales y la construcción del ”mito del vago”.
– ¿Cómo nació tu reflexión de "El mito del bago"?
"La idea surgió al analizar cómo ciertos discursos y narrativas han estigmatizado a diferentes sectores sociales. En particular, el término “vago” ha sido utilizado para referirse a los beneficiarios de planes sociales en Argentina. Este discurso, que lleva décadas circulando, se ha instalado profundamente en la opinión pública, promovido por estrategias de comunicación y medios concentrados. Nos propusimos hacer una lectura crítica para entender a quiénes benefician y a quiénes perjudican estos relatos, y cómo se manipulan deliberadamente las percepciones de la sociedad."
– ¿Qué tan instalada está esta idea en la sociedad?
"Es muy común escuchar frases como “les conviene quedarse en casa porque ganan más con un plan que trabajando”. Estas ideas, aunque infundadas, se repiten tanto que se naturalizan. Esto lleva a asociar la dignidad con el trabajo formal, pero se ignora que muchos beneficiarios de planes sociales realizan tareas esenciales en economías de subsistencia: changas, construcción, limpieza, ventas ambulantes, entre otras. Estas actividades apenas les permiten sobrevivir, pero no les garantizan salir de la pobreza."
– ¿Cuál es el impacto de esta narrativa en la percepción social?
"Estas construcciones simbólicas generan sentimientos de frustración e injusticia, especialmente entre los trabajadores formales que tampoco logran superar la línea de pobreza. Este sector, que debería sentirse respaldado, termina apuntando sus críticas hacia los más vulnerables, a quienes perciben como responsables de sus problemas. Esto oculta las causas reales de la desigualdad, como la concentración económica y las políticas neoliberales que perpetúan la exclusión social."
– Mencionaste que este fenómeno no es nuevo. ¿Podés darnos algún ejemplo histórico?
"Sí, en los años 90, durante el gobierno de Carlos Menem, hubo una fuerte campaña de estigmatización contra los empleados públicos. Se los acusaba de ineficiencia y de ser responsables del déficit estatal, lo que preparó el terreno para la privatización de empresas estatales a precios irrisorios. Este discurso benefició a sectores privados, mientras que la sociedad cargó con las consecuencias de la pérdida de soberanía económica. Hoy vemos algo similar con los beneficiarios de planes sociales."
– Entonces, ¿cuál es la realidad de los beneficiarios de planes?
"Hoy en Argentina hay aproximadamente 12 millones de personas en la economía informal, trabajando en condiciones de subsistencia. A eso se suma otro fenómeno preocupante: los trabajadores formales que, a pesar de tener empleo en blanco, no superan la línea de pobreza. Esto afecta a casi la mitad de los 8 millones de argentinos con trabajo formal. En total, estamos hablando de 16 millones de personas que no logran satisfacer sus necesidades básicas".
– ¿Qué rol juegan los medios en esta situación?
"Los medios hegemónicos han sido clave para instalar la idea de que recibir un plan social equivale a ser un vago o un parásito. Esto desvía la atención de los verdaderos responsables de la desigualdad: quienes concentran la riqueza y perpetúan un sistema injusto. En lugar de mirar hacia los sectores que acumulan beneficios desproporcionados, se señala al más vulnerable como el problema."
– ¿Qué se necesita para romper con este mito?
"Es crucial desarrollar una mirada crítica y enfocarse en las verdaderas causas de la pobreza y la desigualdad. Argentina no está generando los puestos de trabajo necesarios para absorber a quienes hoy viven de la economía informal. Incluso dentro del sistema formal, los salarios no alcanzan para vivir dignamente. No se trata de culpar a quienes reciben asistencia, sino de buscar soluciones estructurales que apunten a la inclusión y la justicia social."
– Una última reflexión, Gabriel. ¿Qué debería cambiar en la manera en que entendemos esta problemática?
"Debemos dejar de culpar a quienes menos tienen por las desigualdades del sistema. La dignidad de las personas no está determinada por su ingreso ni por su empleo formal o informal. Mientras sigamos alimentando narrativas divisivas, perpetuamos las desigualdades. Es momento de mirar hacia los sectores que concentran poder y riqueza, y cuestionar cómo construyen su privilegio a expensas de la mayoría."
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