La memoria y las tecnologías, ¿aliadas o enemigas?

La columna radial fue realizada por Agostina Fernandez, estudiante de la Lic. En Comunicación Social. Emitida el Miércoles 17 de Octubre, por RADIO LA CIUDAD 94.7. La columna es de índole social y cultural, su temática trata sobre como las tecnologias repercuten en la memoria de las personas.

En la actualidad las tecnologías nos han servido para una gran variedad de cosas y en simples palabras para facilitar nuestra vida, en los aspectos cotidianos, e incluso con la pandemia las grandes ventajas de la tecnología se han acentuado aún más. La ciencia transformó a la Humanidad, cada aspecto de la vida cotidiana está atravesado por sus avances, lo que condujo a su vez una inevitable adaptación de las funciones cerebrales.

Por otro lado, sabemos que todas las personas poseemos una “memoria”, pero ¿a que le llamamos memoria? La memoria es una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. Entendiendo esto, podemos preguntarnos si, las tecnologías ¿han mejorado o empeorado nuestra memoria?.

Por supuesto, en algunos términos la tecnología ha sido muy beneficiosa para fortificar los conocimientos y aprendizajes que hemos adoptado con relación a la memoria, porque las tecnologías al poseer una gran cantidad de información han sido muy útiles para que las personas puedan informarse en ese sentido.

De hecho las tecnologías se han vuelto nuestra salvación ante determinadas situaciones como cuando nos olvidamos algún cumpleaños, nos olvidamos algún numero de celular, alguna dirección, con el uso de la calculadora, el calendario, el despertador, incluso escribimos más en nuestra pc o celular que a mano, tenemos billeteras virtuales, o cuando no sabemos algo por inercia recurrimos a Google para satisfacer nuestras dudas cuando elegimos buscar la información en Google en lugar de intentar recordarla estamos impidiendo que ese tipo de información pase a nuestra memoria.

 Por otro lado, las tecnologías han impactado de una manera negativa en los procesos cognitivos de las personas. Ya ni si quiera nos molestamos por hacer el mínimo esfuerzo cuando no recordamos o no sabemos algo, gracias a que las tecnologías tienen la solución de todo.

Dentro de este hilo, encontré algunos comentarios de especialistas muy interesantes para comentarles. María Roca, directora del laboratorio de Investigación en Neuropsicología y Coordinadora Científica de la fundación INECO, expresa que: “La tecnología parece disminuir esa capacidad que tiene el ser humano de guardar la información a largo plazo: un número de teléfono, un dato académico, porque sabemos que lo vamos a encontrar en otro lado. Entonces pierde un poco de sentido guardarlo en nuestro cerebro. Ahí es donde se empiezan a modificar las funciones mentales”, Sin embargo, “la memoria de trabajo, que es la capacidad de sostener la información en la mente y manipularla, que no tiene que ver con el largo plazo, no necesariamente se ve disminuida con el uso de la tecnología”, aclara.

Por otro lado, Agustín Ibáñez, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional comenta que “el estatus del conocimiento cambió. No necesitamos acumularlo, sino saber cómo acceder a los datos necesarios, cómo gestionarlos, ordenarlos y aplicarlos. Pero es sólo el primer paso. Cada vez más, ni siquiera vamos a tener que encargarnos de encontrar el tipo de información que nos interesa, porque la inteligencia artificial se va a encargar de todo”

Existen distintos tipos de memorias, pero su diferenciación es crucial para comprender el complejo fenómeno que abarca los procesos mentales. “Por mecanismos que no están claros, el uso frecuente de los smartphones, las redes sociales y la comunicación permanente parece disminuir la capacidad de memoria de trabajo (corto plazo). En algunos casos, también en la memoria anterógrada (la capacidad de retener información nueva) hay un efecto adverso por el uso frecuente de la social media y los celulares”, detalla Salvador Guinjoan, jefe del Servicio de Psiquiatría de la fundación FLENI.

Para concluir quiero destacar que no se trata de deshonrar el valor de la tecnología, sino más bien es un llamado a la reflexión para pensar sus cambios y también algunas de sus consecuencias no deseadas.