La historia del “Chacho” Peñaloza a 157 años de su asesinato

Ángel Vicente Peñaloza, más conocido como “El Chacho”, fue una figura trascendental en la historia de las luchas federales. A 157 años de su asesinato, el profesor, escritor e historiador riojano, Roberto Rojo, reflexiona que fue “un caudillo distinto”. Él era un gaucho más entre la gente, un hombre común, pero a su vez se convirtió en el líder indiscutido del pueblo.

En La Rioja, el monumento al “Chacho” se encuentra en una de las zonas más transitadas de la ciudad. Cada persona que circula por allí admira su imponente silueta, pero muchas veces no se conoce realmente la historia detrás de esta figura. Opina Rojo que la historia de los caudillos riojanos ha sido estudiada durante muchos años, pero es necesario buscar nuevas interpretaciones, pensando en clave actual.

Peñaloza, aunque existen ciertas dudas sobre la fecha en su acta bautismal, nació en Malazán. “Fue un hombre que lo dio todo, luchando hasta el último día de su vida cuando fue asesinado vilmente”, valora el historiador. Se estima que al momento de su muerte tenía entre 65 y 67 años.

Junto a Facundo Quiroga y a Felipe Varela, conformaron una trilogía impresionante en la historia; no obstante, Peñaloza siempre fue una figura muy controversial para algunos. Sarmiento, por ejemplo, fue su principal enemigo. Incluso, cuenta Roberto Rojo, llegó a celebrar la manera violenta en la que había sido asesinado el Chacho, en una carta que le había escrito a Bartolomé Mitre por aquel entonces. “Sarmiento también era un bárbaro desmedido, incluso le decían el loco Sarmiento”, relata.

Domingo Faustino Sarmiento era defensor de la idea de que la sociedad se dividía entre “bárbaros o civilizados”. En esa época, o se estaba de un bando o del otro. Rosarito Vera Peñaloza, quien compartía la misma sangre con el Chacho, por parte de su abuelo, fue, según Roberto Rojo, “la única persona que encarnaba en sí misma las dos partes de la grieta”. Rosarito era sarmientina, pero a su vez era muy consciente de los grises en la historia.

“Realmente no era ni una cosa ni la otra”, reflexiona Rojo sobre la dicotomía Civilización o barbarie. “A las figuras históricas hay que analizarlas así, en su contexto”, asegura el historiador valorando que, si bien Sarmiento se encontraba en el otro bando, también realizó grandes aportes a la educación. “Los historiadores no nos dedicamos a dictaminar ni a culpar: lo que tratamos de hacer es contar cuáles eran los personajes que jugaban en ese momento y cuáles eran sus intereses”, explica.

En el aniversario del asesinato de este caudillo, Roberto Rojo nos interpela con su reflexión.  “Ellos dieron la vida por el federalismo; esto nos invita a pensar qué hacemos nosotros hoy por esa lucha”.